Manos a la Obra

Raúl Alas*

La transformación de nuestra sociedad requiere de hombres y mujeres que estén dispuestos a hacer sacrificios sustanciales en el corto plazo en beneficio de un proyecto coherente en el largo plazo.  

La historia está teñida de casos dramáticos de tantas personas, instituciones y países que actuaron a la inversa: sacrificaron su futuro en beneficio de una breve satisfacción en el presente.

No se puede estar a la espera de un cambio de circunstancias, ahora es el momento oportuno para sentar las bases de un nuevo principio, de ponernos manos a la obra y mejorar en las cuestiones esenciales que el país requiere para progresar. Porque es un hecho indiscutible, que la realidad actual del país nos está obligando a pensar con sentido de oportunidad y a replantear muchos aspectos que dábamos por descontado.  

Si hacemos un resumen concreto de lo que está a la vista, podremos analizar con objetividad el desafío que tenemos por delante. En primer lugar, la situación política del país no está pasando su mejor momento: la agenda legislativa ha estado buena parte del año entrampada; el Ejecutivo está enfrentando retos importantes para cumplir las promesas de campaña; y en cuanto a la transparencia en la gestión pública, proliferan las denuncias de corrupción contra algunos gobiernos municipales, entre otros casos.

En segundo lugar, la situación económica del país presenta un cuadro de aumento en la canasta básica, que complica el panorama a miles de familias guatemaltecas y limita su capacidad de adquirir bienes de consumo. Asimismo, la reforma fiscal está golpeando a la base tributaria de siempre, lo cual repercute sensiblemente en la gestión administrativa de los actores económicos. Por eso, resulta indispensable ampliar la base tributaria, por medio de acciones que faciliten la creación de micro, pequeña y mediana empresa y, con ello, se reduzca considerablemente la informalidad en toda la república.    

Y en tercer lugar, la situación social del país está interconectada con el progreso político y económico, pues el desarrollo de nuestra sociedad tiene que ver directamente con el respeto al Estado de Derecho, con la calidad de políticas públicas que el Estado impulse y con el aprovechamiento responsable de los recursos naturales que Guatemala dispone para salir adelante. En este caso, resulta vital el apoyo a la iniciativa emprendedora de más guatemaltecos y a la sostenibilidad de la inversión, nacional e internacional, que permita generar más y mejores empleos.

Por eso, es decisivo asegurar un nuevo encuadre institucional, que a través de una política de crecimiento económico y generación de inversión, se consoliden las posibilidades de fortalecer financieramente, y en forma sostenible, a la institucionalidad pública. Asimismo, es necesario establecer una ruta que permita definir un norte claro en la gestión pública y en la que se establezcan adecuados mecanismos de control del gasto, para hacer eficiente el manejo de los recursos y transparentar la administración del Estado.  

En gran medida, es una etapa importante para unir intereses en beneficio nacional. Por un lado, aparcando temporalmente la discusión de los temas que provocan polarización, y por otro, renovando la atención en problemas coyunturales que impiden el necesario progreso de nuestra sociedad.

(*) Doctor en Comunicación Pública. Director de la Unidad de Comunicación Empresarial de CACIF

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